
última rueda de prensa en Londres. Wikileaks comenzó a publicar ayer en su
página web los Spyfiles, un paquete de documentación de 160 empresas que
se dedican a la tecnología especializada en el espionaje de masas y, según su
fundador, Julian Assange, venden sus productos a los servicios de inteligencia
de todo el mundo, incluidos los de los regímenes totalitarios que han ido
cayendo como fichas de dominó en el último año.
El
informático australiano asegura que los han usado para controlar los
movimientos de la población y, en especial, a los disidentes. Como en todos los
casos anteriores en los que la organización ha filtrado información, habrá
quien piense que no está descubriendo el fuego. Pero eso no hace más ético a
esa industria del espionaje, que mueve miles de millones de dólares al año.
La
web denuncia que las firmas venden su tecnología hasta a las dictaduras
Entre
ese grupo de empresas, que trabaja en 25 países, hay una española: Agnitio, que
se dedica a "la manipulación e interceptación de teléfonos móviles",
según Wikileaks. En el Registro Mercantil figura que la empresa empezó sus
actividades en 2004 con sede en la calle Gran Vía de Madrid, su presidente se
llama Emilio Martínez y en 2009 tuvo una facturación neta de 308.125 euros. En
noviembre de ese año, abrió una filial denominada Agnitio Corporation en
Washington DC y en 2010 multiplicó su cifra de negocios hasta los 2,3 millones
de euros.
Una
de las empresas más destacadas de la lista es la francesa Amesys, que entre
2006 y 2009 vendió al régimen de Muamar Gadafi su sistema Eagle. Según denunció
ayer la publicación Owni, uno de los medios que ha tenido acceso a la base de
datos completa de Wikileaks, pese a definirse como un producto para localizar a
terroristas y criminales peligrosos, podría haber servido para espiar los
correos electrónicos de miembros de la oposición en Londres, uno de ellos,
Mahmud al Nakua, forma hoy parte del Consejo Nacional de Transición.
Identificadores de estrés
La
francesa Amesys vendió su sistema de espionaje Eagle' al régimen de Gadafi
Wikileaks
acusa a otras compañías como Phoenexia de colaborar en la República Checa con
el Ejército para crear instrumentos capaces de reconocer a los individuos por
su voz y que sirven para clasificar individuos por género, edad y niveles de
estrés. La estadounidense Blue Coat y la alemana Ipoque, según la organización,
están vendiendo sus productos a China e Irán para neutralizar las
comunicaciones de grupos disidentes en internet.
Para
Assange, que asistió al acto de presentación en la City University de Londres,
lo preo-cupante es que este tipo de tecnologías sirvan para seguir los
movimientos de todo el planeta, ya que "hoy, cualquiera que tenga una
Blackberry, un iPhone o una cuenta de Gmail está completamente vendido".
Además
de Owni, colaboran en la difusión de los Spyfiles cinco medios más,
entre los que está el semanario italiano L'Espresso, el único que sigue
dando voz a Wikileaks desde la polémica sobre la publicación de los cables
diplomáticos de EEUU. La revista relaciona con el trabajo de este tipo de
empresas el escándalo de la P-4, una organización dirigida por el empresario
Luigi Bisignani para influir en las decisiones del Gobierno y que llegó a hackear
las cuentas de correos de ministros y diputados gracias a un complejo programa
informático.
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